Me robaron las ausencias.
La esperanza
de pintar amaneceres.
La frescura de la casa
donde habitan mis fantasmas.
Han quedado allí,
abrazados a la tenue luz de luna
que se filtra
por los huecos del misterio.
No me queda
ni el rocío de la aurora
acunando mis recuerdos
Dios…
Ya no escucho sus pisadas.
Lydia Pistagnesi-