Poemas

El hilo

La distancia se talló en el sueño. Al otro lado del teléfono, él le confesó que el amor no encontraba la manera de escapar de su pecho, resultaba como el Minotauro afligido en su escondite laberíntico.
No era Creta, era un lugar que bien podría ser todos los lugares del mundo. Ella, que se confundía a tiempos con el ímpetu de Ariadna, colgó el auricular, tomó el ovillo de hilo y encaminada a arrancar de la soledad al prisionero, lo fue desenrollando entre el miedo y la esperanza.
La sutil empresa arrojaba el riesgo de no volver íntegra, pero todo era pequeño frente a la promesa de que sus miradas, jubilosas, volvieran a encontrarse.

Carol Granados-

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