En esta perfecta sucesión
de errores y fracasos
de mi imperfecto pasado,
de mi turbulenta historia personal,
apareciste como un perfecto
factor de cambio.
Pero nada cambió
y mi camino siguió
en un gatopardismo
aceptado y asumido.
Es que, quizás,
nada debía cambiar…
O tal vez nuestros tiempos
no estaban bien sincronizados
y nuestros espacios
no eran compatibles.
María Rosa León-