Siempre y cuando
tu soledad duela tanto como la mía
y ya lleves mil noches sin hacer el amor,
y recuerdes amargamente un cariño malo de vez en cuando,
yo me comprometo,
y me comprometo!
a aceptar tu madurez que cuelga bajo la ingle,
la intolerancia detrás de cada tosecita,
el calor violento de una juventud combativa,
esa que con vino y vodka
se aplaca,
pero no se acalla.
Que pasan los años,
pero tus ojos lascivos,
miran intensamente
las piernas suaves
que aún me acompañan.
Me comprometo,
a baliar en las noches de angustia eterna,
para juntar sentido cuando ya no lo exista.
Me comprometo!
a dar confianza entre una luz de una vida resuelta,
a cambio de tangos tristes
cargados de pasión insatisfecha.
Quizás cuantas noches seguras despreciaste
a cambio de esta incerteza digna,
la verdad es que está al alcance,
pero son pocos los que cruzan el río
sin importar la asonada
que viene cuando se sigue el deseo.
Se deseó ese instante,
y quedó entre pasillos,
la experiencia rica de ser admirado
eternamente
bajo faldas más y más
juveniles.
Daniela Wallffiguer-