¡Privilegio de los bardos derrotar a la impotencia!
Patrimonio de su estirpe abatir agravios lesos
y en un amplio planetario de carmines y de besos
retornar, por cada injuria, por su tísica evidencia,
un soneto de mi trova, de su clásica indulgencia,
de mi típico salterio, de sus lúdicos procesos
que devienen de las cunas o de cítricos decesos
macerados sobre labios en amantes turbulencias!
Que mi canto no declina por aviesas consecuencias
de las fobias dulcamaras y sus túrbidas anuencias,
de los pútridos perfiles en sus páramos impresos;
de los garfios insaciables, infectadas temulencias.
¡Qué jamás sabrán del Duomo de las alfas confulgencias!
¡Y que sigan de por siempre de su propio zumo presos!
Sonetos del libro Rimas insolentes.
Rodolfo Leiro-