“No te duermas” me digo
pero igual me duermo.
“Como ya te has dormido -me digo-
no sueñes”.
Entonces sueño.
Es un sueño con palabras
que no se dicen.
Es una canción para ver
con cielos de mermelada
y taxis de papel de diario.
Es una música de siempre.
Es un texto prohibido
por militares analfabetos.
Tengo la cabeza en las nubes
pero las nubes son de diamante
y me encandilo.
Un mozo de plastilina
con corbata de espejitos
me propone un canje.
“Es un canje muy conveniente
-me dice-.
Es todo a cambio de nada.”
Tarde descubro que es todo para él
y nada para mí. Entonces lloro.
“No te despiertes”
me dice el carcelero,
pero ya estoy despierto.
Rogelio Ramos Signes-