Serán tuyos mis ojos, como dijo el poeta.
Serán tuyos mis labios y la mano que se alza
contra las injusticias y la mano que estrecha
las manos estrechables y los pies que cabalgan
la tierra estremecida y el corazón que sangra
herido de silencios.
Ese día por fin se cerrarán todas las puertas.
Serán tuyos mis ojos, ya no quedarán lágrimas
ni habrá un lirio en mi pecho
ni en el humilde tálamo florecerán sonrisas.
Esa noche será la noche del olvido.
No habrá después un solo espejo que nos reconozca
y nuestros nombres devendrán sólo palabras
que el tiempo irá borrando
de la ingrata memoria de los charcos.
Te sueño, sombra. Llegarás un día
con tus besos de escarcha, con tus dedos helados
y una sentencia entre tus dientes incendiarios.
Después, ni un sólo ángel
sembrará con mis cantos la alborada.
Poema de Destierro
Sergio Barao Llop-