¡Cuánto duele pensar, recordar cosas!
Lamentar lo que pudo haber sido
y no fue.
La osadía congelada por el miedo
trocó los anhelos por quimeras.
¡Cuánto soñar, creer cosas!
Atracarse a la fe,
idealizar los tiempos venideros.
¿Para qué volver por el camino andado
y tropezar nuevamente con las culpas
si no puede regresar la circunstancia, el tiempo?
¿Para qué soñar, cuando falta la fuerza
que convierte en realidad las utopías?
Sin embargo, hasta Hiroshima vive.
Del poemario En la Redondez del Tiempo
Miguel Crispín Sotomayor-