Poemas

Diálogo para los incrédulos

Jesús, dame una señal,

un evangelio sin dudas

donde la mano de Judas

no me traicione al final.

Arde la noche, el cristal

del Apocalipsis vuela;

el tiempo clava su espuela

en los ojos del vidente.

Jesús, nadie se arrepiente

del pecado.

 

La gacela

de la noche se disfraza,

hay una cruz que vacila,

un arcángel que vigila

cada rincón de la casa.

Voy a morir en la escasa

soledad de mi inocencia;

el sol hace penitencia

en el altar del ocaso;

Jesús, peco en cada paso,

no soporto la obediencia.

 

Me detengo ante la puerta,

busco los peces, el pan;

pero veo que no están

donde los creí. Desierta

queda la calle. Despierta

mi sombra y a contraluz

escapo solo con tus

discípulos a la gloria.

Jesús, cámbiame la historia,

cédeme un puesto en tu cruz.

 

Agustín Ramón Serrano Santiesteban-

 

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