Ella vive en un mundo encantado
donde las palabras
juegan con los sonidos,
buscando el sentido de su voz al cantar.
Sin embargo el poema, nunca será la poesía,
porque esta es su madre sin tiempo ni medida.
Cuando la llamo a la hora de soñar,
me manda destellos, poemas,
poemas de su cielo de gracia sin par.
Carlos Figueroa-