Sobrevive el pájaro en la rama
y mi mano no lo alcanza. Después,
la noche con su temor y su abalorio
y algún cuerpo ausente en el mundo
dicen presente sin abogado ante el tribunal celeste.
No hay respuesta al llamado de mi boca.
No hay pregunta escondida en la hierba,
sólo un enjambre que vaticina la lluvia;
¿y lo leído como catecismo,
lo escrito en piedra blanda
que el tiempo, supuestamente, endurecería?
Hora tras hora se configura la muerte.
¿A quién besar si la virtud declina,
declina el verbo tras una cortina de nube
y cuanto figura en el agrio evangelio
son apenas notas al pie, aclaraciones?
Del libro Radiación de fondo
Carlos Barbarito-