En el vagón
unos hombres se afanan desdibujándose en el polvo.
Un rebozo de arpillera los cubre hasta los hombros.
Apenas si sus ojos logran entreverse.
Sólo las palas con que expulsan la carga
alcanzan nitidez al emerger fugaces a la luz.
Los granos describen una parábola radiante
al caer en la cinta sinfín que los conduce al buque.
Las rápidas figuras palean en la sombra:
la compuerta corrediza ha dejado
una abertura oscura
por la que el trigo abandona el país.
Jorge Brega-