Brazos que envuelven.
Espacio estrecho
de intercambios posibles.
Rescate solitario de
un corazón que ampara,
dejando fuera
la insoportable realidad.
Prueba de una presencia.
Brazos conteniendo,
allí donde se expulsan
las tristezas y
las angustias perdieron
su lugar.
Mar de recogimiento.
Refugio atrapante.
Silencio precioso
donde la calma
sobrecoge y tranquiliza.
Esperanza encarnada.
Calidez intensa.
Descanso fugaz e
imprescindible.
Latidos rondando allí
donde la vida resiste,
donde el dolor se mitiga.
Bosque frondoso
de aromas repleto.
Haces de luz alumbrando
caminos posibles,
atajos impensados,
calmas buscadas
hace tiempo.
Brazos envolventes,
como la memoria,
posibilitadora de ternuras
y de tibiezas perdidas.
Graciela Di Laudo-