Cuando el verano sueña ardientes pausas
entre los árboles,
el ángel del jardín me acerca los jardines
y hace cantar el agua.
Las flores amanecen
porque aquel ángel pasa,
me acerca los jardines
ardientes pausas
pasa…
Él las mira; me mira…
¡todas las flores son una mirada
y ojos y rosas cruzan
su luz de alma!
Ángel, flores y yo sólo soñamos
el jardín de jardines
descendido hasta mí cuando en la tarde
este ángel canta.
Esther de Cáceres-