¡Calla!
-no digas nada-
deja que en silencio
pueda arrancar de ti
este adiós que nos duele.
Guarda silencio
por favor -no digas nada-
que las estrellas ignoren
este mutis de despedida
deja que la tenue brisa
confabule contra el amor
que nos juramos un día;
porque entre tú y yo
siempre existió eso
una locura de amarnos
sin más sonidos que el palpitar
de nuestros pechos…
Vamos
es preciso que reinventemos
otras formas de amarnos
aunque al final
volvamos a decirnos adiós…
¡Calla!
que este silencio
que ahora nos consume
no es más que una muestra
de los ECOS DE UN ADIÓS…
Luis Antonio Chávez-