Los que pasan no saben
que una flor
es el precio de la suerte.
Los que pasan no saben
que tras la piel
se esconden otras vidas.
Los que pasan no saben
que los grandes espacios
son nuestra casa del mañana.
Los que pasan no saben
que la sangre es el único
pasaporte seguro.
Los que pasan no saben
que nadie es fuerza viva
antes de penetrar en otro espíritu.
Los que pasan no saben
que la luz del amor
jamás será ceniza.
Los que pasan no saben
que una flor
es el precio del milagro.
Los que pasan no saben
que ya somos eternos.
Con sólo tener esta
conciencia del misterio.
David Escobar Galindo-