Inclinado en las tardes de la Existencia.
Miro el azul firmamento que me transporta
a tu alma transparente
a través de ella, me traslado con vos
a un sutil mundo espiritual.
Allí no rigen las leyes de la física.
Ni de las matemáticas,
ni de la lógica.
La vida fluye libremente.
En el universo cuántico:
cual agua cristalina
y límpida como tu mirada!
Nos amamos sin tiempo ni espacio!
Nuestro mundo es tan distinto
al del planeta tierra. Que parecemos
seres extraterrestres.
Quizás sea la prefiguración de lo que
vendrá!
Estas y otras vivencias
«exóticas», me invaden,
cuando apaciguado en las tardes
suelo reclinarme
en la vida que me traspasa.
Y magnetizado
me atraen tus angelicales ojos!
Que me miran con una
alegría tan exultante, que es
imposible describir.
Porque es:
Paradisíaca
en ese ámbito extramundano:
nos amamos
con un amor sublime:
el fuego de este amor arde.
Pero no se consume!
Pues es una llama
incandescente!
Roque Savino-
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