Cuando pienso en tus ojos azul mar
y en la noche callada del ayer,
llora mi alma tu ausencia, sin saber
que alcanzaste la luz en su brillar.
¡Te alejaste en la noche a contemplar
las estrellas, su luz y amanecer,
el sonido del aire y su acoger
a tu espíritu herido al expirar!
Y… te fuiste dejando tu existencia,
una noche de fresca juventud.
Te marchaste dejando tu presencia
entre ríos de gracia y de virtud.
¡Y… aún mantengo el aroma de tu esencia
siempre viva en mis noches de inquietud!
Pilar Mateo García-