Hay un niño jugueteando en mis recuerdos,
que lo alzo, que lo beso, y me sonríe.
Hay mujeres que las miro,
que me miran, y no me ven.
Hay un viejo que camina por mi cuerpo,
que le grito, que lo espanto, y no se va.
Hay un mundo que me quiebra las rodillas,
que me aplasta, y no logra arrodillarme.
Miguel Crispín Sotomayor-