A la muerte
Cuando vengas a buscarme
tal vez me encuentres dormida
o trepada a la colina
de alguna de mis quimeras.
Sabrás, serena, ubicarme
pues al nacer traje el sello
que dice: “perecedera”.
No te quiero por aquello
de… “es un regalo vivir”,
pero que habré de morir
es fatídica certeza.
Estés sentada a mi mesa
o en el borde de mi almohada,
a tu guadaña afilada
la ostentarás de estandarte!
Aunque no pueda observarte
yo te percibo arrogante
pues conoces el instante
en que habrás de proceder
a apartarme del camino,
y por Mandato Divino
te apropiarás de mi ser!
Seré una lápida más,
un puñado de cenizas,
la foto en una repisa…
pero un BESO … nunca más!!
“Sólo se salva de morir… la muerte?” (Alfredo Roggiano-
Silvia L. de la Cal-
|