Paraíso de amor
Deslumbrado al contemplar tanta belleza
imaginé el paraíso en su leyenda
alfombrada de luces que destellan
al conjuro de hadas y princesas.
Allí estabas tendida en la floresta
entre rosas y jazmines y cerezas
esperando tal vez una promesa
en aquella divinidad casi perfecta.
Trémula de pasión, vibrante, quieta
adormecida soñaste con mirarme
te acaricié la mano, tu vencida
ni siquiera intentaste detenerme.
Lo sucedido allí sólo lo saben
los testigos divinos que no hablan
tu amor, el mío, la floresta, el alma
el sonido armonioso de la lira
el arrullo profundo que suspira
al feliz influjo del encanto.
Las campanas tocan arrebato
contentas por admirar la nueva vida.
Javier Hernández-
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