A las tres de la tarde,
en la vieja terminal de ómnibus,
la música que sale de los altavoces
tiene la estricta monotonía de las horas.
A las tres de la tarde,
en la vieja terminal de ómnibus,
la música que sale de los altavoces
tiene la estricta, sórdida monotonía de las horas.
A las tres de la tarde,
en la vieja terminal de ómnibus,
la música que sale de los altavoces
tiene la estricta, sórdida, fatal monotonía de las horas.
De El fin ya tuvo lugar
César Cantoni-