Gris la tarde.
La tarde y mi latido.
Este suave reloj que marca lento
el fluir de la vida.
Mi destino.
Gris la sombra.
La sombra y mi tristeza
demorada en la bruma. Y el silencio
despenando los cauces
del latido.
Y este dolor
para nombrar tu ausencia,
que en la frágil textura de la tarde
se recorta, fugaz,
en el camino.
Cris Fernández-