y el suelo nocturno sudado de suelas cansadas,
testigo de múltiples historias contadas
ninguna vez.
La naturaleza de una quietud letal,
aguantando siempre la exhalación,
cuando experimenta sordos pasajes del alma.
Uno que otro grito áspero,
que es alcanzado por un aullido
y otro,
mientras,
desvelada en mi cama
pienso, en qué historia amable-furtiva-fugaz
se cree la primogénita.
Daniela Wallffiguer-