Ahora lleno de ofrendas el aire
y mi voz inscrita en la nada
teme desaparecer si la silencias.
Ráfagas de la oscuridad, mirada ciega,
canela y especias en nuestra piel,
remolinos que recorren como antojos
los campos del tacto y sus mariposas
casi eternas.
Tu presencia flagela mis últimas telas,
desatando Pandoras,
inventando travesías.
¿Quién puede describir el encuentro
entre dos amantes que todavía no saben lo que son,
cuando el tacto traduce las tinieblas
y resquebraja simientes en la evasiva concéntrica del polen?
Del libro Migración a la esperanza
Marianela Sáenz Mora-