Volviendo a la casa, negro,
el río se la llevó,
Negras olas, negra el agua,
la que todo lo inundó.
Un manto de espuma blanca
cubre su honda pena de hoy.
Las lágrimas acaudalan
al Río, Rey y Señor.
Las negras y las corcheas,
en su piano que se ahogó,
cantarán un negro himno:
El Blues de la Inundación.
Negro huye, negro aúlla,
carga su desolación.
Lleva y trae el río negro,
lo poco que se salvó.
Los peces flotan su muerte,
los gritos son un adiós,
sus sones fueron tapando
la víspera de ilusión.
Blues de llanto, blues de duelo
New Orleans, réquiem, dolor.
Los cuerpos, naves del río
Bailan negra procesión.
Y nadie pide perdón
Y nadie pide perdón.
Nota de la autora: Cuando fue el Katerina en Nueva Orleans, habiendo conocido el lugar tan alegre y feliz, la comparación fue fuerte y salió espontáneamente un poema que pasó a llamarse: Blues de la Inundación. Tiene música de Roberto Selles, fallecido poeta, ensayista, dibujante y académico de la Academia Porteña del Lunfardo y faltaría estar grabado.
Haidé Daiban-