quiero borrar estas quemaduras
tu sangre me toca con su reverbero de sombras
y no soporto el esplendor de tu cuerpo
ni el estupor de tus lívidos muslos.
quiero alejarme de ti,
de las tropelías del amor fugitivo
y esconderme en el agua bendita del infierno.
quiero abandonarme otra vez
en la cárcel del deseo que herrumbra mi corazón;
es tarde otra vez y tantas veces:
puntual, “el crepúsculo cae siempre, a la misma hora”.
Del libro Los fuegos prometidos
Alfredo Luna-