Dejar gritar los silencios
con los sueños que se sueñan
y sustraerse de las garras
si el tigre es la ferocidad.
Descorrer los velos
si las algas son plagas deteniendo los arrecifes de coral,
también la locura y el sufrimiento
pueden ser telarañas inconsistentes.
Algo aguarda después,
como un ojo abriéndose en el coraje del pensamiento.
Esa fuerza anida en las manos de su sombra.
De El enigma de un pájaro exiliado, Ed. La bohemia (2000)
Marizel Estonllo-
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