Aquí estamos aún, los que siempre estuvimos,
volviendo del exilio de la idea y la palabra.
Aquí estamos aún, porque así lo quisimos.
El invierno ha pasado.
Hoy la savia reverdece.
Aún tiene sabor amargo…
Fuimos los muertos de pie y en carne viva,
testigos de la infamia, con los ojos vacíos
y nuestras manos huecas labrando la esperanza.
Con el frío en los huesos y el paso vacilante.
Con el llanto enmudecido
en algún rincón del alma,
y el miedo agazapado, como sombra a la espalda.
Pero aquí nos quedamos,
gastándonos los sueños
y sin otra fortuna que la de seguir estando,
porque el hogar, los hijos…
porque esta tierra nuestra,
porque el dolor, la Patria…
Porque aunque muertos y de pie,
seguíamos haciendo falta
como estandarte, para anunciar la vida;
como el mástil necesario para enarbolar la Patria.
El invierno ha pasado,
la savia reverdece,
en cada surco nuevo germina la esperanza
y de aquel sabor amargo que trepó a las gargantas,
hoy queda sólo un poco,
un poco…, casi nada.
Irma Droz-