Otra vez insistentemente
verdades oxigenan el aire
y en la prontitud de una nada que se va
exponen el insomnio de los tristes
desde el prolijo gesto de la vida
que respira desde un pulmón
con dolores cansados,
pero no débiles para preguntar
si algo se traspapeló
cuando ellos nacieron
sin ser avisados.
Pueblos denuncian herencia de genes sin suerte,
piden perdón por la osadía de existir.
Raquel Piñeiro Mongiello-