Quise ser mariposa en tu jardín de rosa.
Mas tú me convertiste en abejita triste.
Quería darte el cielo como un pájaro en vuelo.
Tu piedra indiferente vino a golpear mi frente.
Fui entonces mariposa despintada y llorosa
y por haberte querido, sólo un pájaro herido.
Ya nunca más, te juro, pude escalar tu muro.
Entonces con dolor, también murió el amor.
Del libro Amaneciendo, Poesías