Ojalá seamos capaces de retomar
el rumbo de nuestro mundo,
mirarnos a los ojos, cantar juntos
mientras bebemos,
compartir el asfalto o la tierra,
un pedazo de pan,
otro de paz, otro de cultura,
que el temor y la desconfianza
sean prendas olvidables
y la solidaridad,
las patas de nuestra mesa
para que sobre ella echemos fraternas
las palabras y los días,
amasemos nuevamente,
compartamos el sudor
y nos dispongamos a sonreír en conjunto,
el camino es largo pero el ánimo
no escasea.
Empinemos la cuesta que el futuro
tal vez nos aguarde
y antes de soltarse,
nos convide su pan y su bebida
sentado en el portón
de esta meseta.
Sergio Pravaz-