Llegó del charco
de agua podrida de pozo
como dice Larralde.
Del peón mal pago
de la changa, el hambre;
mate terere
y una pala
para cavar su soledad.
Llegó como cualquier
hornero.
Hizo de su vida
una metáfora
de sol y luna.
Crió hijos, nietos y perros.
Hoy lo asesinó la indiferencia
y está libre.
Raúl Pérez Arias-