Un chico corre solo en la selva. Un chico con las piernas cansadas y el coraje transformado en miedo se interna en ese verde que pronto se vuelve negro. Quiere volver a casa, pero está perdido. Intenta protegerse de los peligros que habitan esas tierras, pero la noche no lo hace fácil, ni la lluvia, ni los gritos de su madrastra que aún retumban en sus oídos.
Alguien lo mira desde la oscuridad y siente que el miedo se le mete en el pecho y lo oprime por dentro. ¿Es la Dama de la Selva de quien tanto le habla su abuelo?, ¿son los Púcari que vienen por él para convertirlo en uno de sus sirvientes sin ojos?
No, es una joven que lo llama desde una pequeña barca. Aún no lo sabe pero juntos atravesarán la selva. Aquel recorrido estará lleno de riesgos escalofriantes, encuentros con misteriosos personajes y recuerdos, recuerdos sobre su madre que murió hace años. Guiados por la luz de una poderosa luna, Manuel y Zuna avanzan por la selva en una noche que parece no tener fin. (Fondo de Cultura Económica)