No pronuncio tu nombre…
No pronuncio tu nombre por miedo a ver la herida y el golpe de la sangre. No digo las palabras que debiera decirte. Te miro. Te contemplo. Te observo. Ojeo las esquelas y el tiempo de las nubes. Luego digo algo inútil, mágico, irreparable. Digo cosas curiosas como decir: qué tal, hace calor, te quiero,…