Casas de muñecas
Fue nuestra casa de muñecas edículo sin nombre que marcó la inocencia, realidad diminuta de horizonte pequeño. Y fue donde aprendimos a conocer el mundo tan cercano a los ojos, la ternura mecida que anidaba en los brazos, como brújula quieta apuntando hacia el norte de la maternidad. Del libro Habitando la sombra Milagros…