“El día que tu naciste cantaron los ruiseñores”
“SEÑOR MIO”… a ti te hablo,
a ti que me habitas toda.
En la luz o en las tinieblas,
cuando me injertas o podas,
cuando la razón me robas
cada espacio me lo pueblas.
“SEÑOR MIO”… no te asombres,
aunque sea por un instante
déjame llamarte así:
en un sueño petulante,
embriagador y arrogante
juego a ser dueña de ti.
“SEÑOR MIO”… escucha atento
la palabra apasionada
que mi verso te dedica,
soberana enfatizada,
llama siempre renovada
de este amor que no claudica.
“SEÑOR MIO”… ven a buscarme
(el camino lo recuerdas,
nace y muere en tu confín)
y haz que estallen nuestras cuerdas
y que vuelen y se pierdan
en un sonoro festín!!
Silvia L. de la Cal-
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