Muchos son los rostros que habitan
el enorme país de la distancia.
Largas caravanas han partido y luego otras,
las guiadas por dioses imprevistos,
han colocado extranjeros a nuestro lado:
ellos nos han mostrado
sus telas multicolores, sus palabras,
los exóticos animales de la infancia
y algunos, sólo algunos,
flores de oro irremediablemente perdidas
entre vagas memorias y sentencias.
Trabajadas lejos, en vidas asombrosas.
Quién lograra cubrir a grandes pasos
el enorme país de la distancia,
ver el conjunto de los rostros
y oír en la noche sin asombro
el coro de las voces,
el coro de las voces que retumban allá lejos,
en los ignotos campamentos
que preparan sus caravanas para venir a vernos.
Ir más allá de sus fuegos,
de sus distantes señales,
llegar antes que Dios
al pecho de los hombres.
Luis Benítez-