Enciendo la poesía
con las últimas astillas de soledad
para comulgar con lo imposible.
Mientras el mundo arde en mi horizonte,
me aferro al cielo de sus luces,
sostenido en el sudor, su universo.
Un sinfín de ojos y oídos taciturnos.
Vuelo de golondrinas migratorias.
Hálito de libre condena
que desafía el paraíso.
El fuego es calor en la tribu.
Esperanza es poesía.
Esperanza, escéptica esperanza.
Guillermo Medina-