“Todos los días tomo mate y leo el diario. Hoy no. Hoy no tengo ganas. Hoy no tengo ganas de nada. Tengo ganas de hablar y no sé con quién. Entonces escribo por primera vez una ‘Carta’ para compartir y la quiero titular: “Coronados de gloria vivamos”.
Estoy orgullosa de ser argentina. Se puede ser optimista o pesimista. La realidad es algo individual, depende de cada uno donde coloca la mirada. Hoy no quiero y quiero hablar de futbol.
En el año ‘78 me envolví con una bandera argentina y salí a festejar al centro. Años después supe lo que estaba sucediendo en el “país”, mientras yo gritaba como una tonta por una Copa Mundial. ¿Hace falta decir más?. Hablo de los torturados-asesinados-desaparecidos que nos dejó nuestra terrible y macabra historia.
Me despegué del futbol entonces, el ¡Nunca más! Lo llevé a todas las áreas de mi vida, y entonces basta de Boca, de Selección, de Futbol.
Sentí vergüenza, dolor y rabia por mi ignorancia, y tardé años en perdonarme. Entonces ahora, cuando mi esposo mira futbol (poco, por suerte!), yo me entretengo mirando la tribuna. Y de eso quiero hablar hoy, el análisis del campeonato lo hará cada argentino que se sienta “técnico”.
Quiero felicitar a la Selección Argentina, a cada uno de sus jugadores, a sus familias, y darles las gracias! por este mes de alegrías, de ilusiones, y emociones que nos hicieron vivir.
De esa alegría, de esa hermandad en el futbol bajo la Bandera de la Patria, me contagié, me entusiasmé y canté, canté porque necesitábamos y merecíamos ese entusiasmo, ese optimismo, esa esperanza. Merecíamos esa Copa y es más, la necesitábamos.
Entonces hoy, con el ánimo por el piso, enojada con el mundo, de vuelta a la “realidad”, miro al piso, miro a la Tribuna, y veo de nuevo el charco de mierda donde estamos parados. Lo veo a Boudou diciendo sin que se le caiga la cara de vergüenza, riéndose de todos nosotros: “Viva la Patria, Viva la Patria”; y las entrañas me duelen, se me retuerce la vergüenza ajena en el estómago.
Tengo que escuchar a la Sra. Presidente comparar elípticamente a Perón con Boudou. Tengo que escuchar que el diputado Rossi le diga a otra diputada con esa delicadeza que lo caracteriza “vos cerrá el culo”. Entonces miro de nuevo a la tribuna y la veo a Dilma y me pregunto: ¿Le vino bien esta derrota?. Mantendrá sus 4 puntos de mejora en imagen o habrá aumentado con la alegría del pueblo brasilero?. Ahora se olvidarán de los enormes costos de los estadios, de los muertos del mundial?.
¿Qué puedo decir?. ¿Qué tengo el ánimo por el piso?. ¿Que me corren las lágrimas por las mejillas y me duele el alma?. ¿Que miro las ventanas de mi casa pintadas de celeste y blanco y pienso que tengo que lavarlas? ¿Que estoy y me permito estar enojada y no comprendo que Jesús que todo lo puede no haya hecho nuestra voluntad, sino la suya?, o con esto nos querrá dar una enseñanza, no lo sé.
Seguro este desánimo me durará unos días. Como me retrotrae al llanto que derramé cuando ganó Menem las elecciones y yo no lo podía creer!. Y no tenía ganas de nada. Y hoy lo veo sentado con sus fueros parlamentarios, luego de hacer explotar Río Tercero para ocultar la venta de armas a Croacia?. Siento vergüenza, propia y ajena.
Es verdad, salimos subcampeones, a mí eso no me sirve, no me alcanza. Somos un país llamado a la Gloria y vivimos en el fango. Ahora cada uno de los argentinos vuelve a sus cosas, su trabajo, su rutina. Dejamos de hablarnos, de mirarnos. Se termina la hermandad. Lo que le pasa al otro, ya no importa, mientras a mí me vaya bien. Mientras tanto Julio López sigue desaparecido, en democracia, Milani al frente del Ejército, las madres manchando sus pañuelos blancos tiñéndolos de ideologías doctrinarias.
Pero yo no olvido. No solo de Cabezas, sino de Víctor Choque, trabajador de Ushuaia muerto en represión, cuando iban a cerrar las fábricas de electrodomésticos, ni de la cantidad de hermanos que sufren la miseria, el hambre y la falta de trabajo. Yo no olvido. Y me pregunto: ¿Cuándo saldremos a la calle, no como hinchas, sino como ciudadanos?.
Estoy triste, estoy enojada, pero aún tengo esperanzas de que algún día ganemos la copa que merecemos: La copa de una Patria Grande y digna, una patria donde vuelvan los laureles y como dice el Himno:
“Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre, enseñando
les repite: “Mortales, oid!:
Ya su trono dignísimo abrieron
las provincias unidas del sud”,
Y los libres del mundo responden:
¡Al gran pueblo argentino, salud!.
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir…
coronados de gloria vivamos,
¡O juremos con gloria morir!.
Ahora ¿qué hacemos?. Guardamos las banderas hasta el próximo mundial, o le ponemos de nuevo la letra al himno y cantamos?:
“Oid mortales, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!.
¡Oid el ruido de rotas cadenas!
Ved en trono a la noble igualdad…
¿No es hora ya de ganarnos nuestros propios laureles?. ¿O seguimos mediocres, indiferentes y deshonrando a nuestros próceres?. Cuando terminen de analizar los partidos, quizás quieran analizar otras cosas”.
Leticia Flandes-