Este hombre mi hijo
con lirismos y sueños
se quiebra cuando sufre desamores
y se yergue de nuevo…
pero cuanto le cuesta
restaurar la sonrisa
en todo caso aquella que pretendí prestarle
para toda su vida
Este hombre mi hijo
poeta con presagios y ternuras
frunce el ceño con rabias neblinosas
y esconde la tristeza, su tristeza
y le cuesta torrentes aceptar la caricia
o mi abrazo-coraza para que se defienda del invierno
Pero, me consta al menos de que lleva en su pecho
una alondra encendida
y un poema arcillado y colorante
que vibra entre sus manos
José “Pepe” Alanís-