¿Qué dolor profundo tu alma abrigaba,
que cual tenue lluvia fuiste derramando
sobre el pentagrama, notas como lágrimas
cayendo armoniosas, soltando tu llanto?
Al interpretarlo vibran los violines ecos de tus penas
y toda la orquesta gime lastimera,
las notas agudas transmiten tristezas,
las notas graves expresan tu quejas.
¡Ah música! ¡milagro del genio!
Aunque el tiempo pase, se renueva eterno
todo el sufrimiento en el corazón,
de aquellos que marchan con la cruz a cuestas
identificados con las mismas penas,
sintiendo que alivian su propio dolor.
Albinoni, tu Adagio es consuelo
secando las lágrimas cual suave pañuelo,
es un fiel amigo, es una caricia
mezclando la penas con tiernas sonrisas,
y es un testimonio de que existe DIOS!
Iris Gladys Blanchard Menéndez-