Con maravilla y encanto
una orquídea malva nació,
y sus pétalos abrió
virtuosa en el verde manto.
Un tomeguín con su canto
le bautizó desde el talle,
porque en lo alto del valle
vibra fuerte su canción.
Despertando de ilusión
con el trino, su detalle.
Irradia tibio caudal
por su mañana y el antes,
sus perfumes embriagantes
acariciando mi mano.
Descubriéndose en lo sano
quieren echar a volar
porque los quieren llevar,
por los caminos dispersos
para que prueben los besos.
De pétalos rosagantes.
Mildrey Hernández Gallosa-