En la pasadilla recurrente
los faroles arden en la noche absoluta
me conducen por laberintos
detona el rumor de la enfadada ciudad
un acertijo de cruciales recuerdos
retornan al preludio sombreado de dolor
la sangre de la avaricia
va marchando el cielo opaco del futuro
mientras se desliza el velo de la tristeza
sobre la lucha inútil de tus hijos
por el anhelo imposible de vivir
nuestra especie se torna vulnerable
suenan eufóricos los tambores de la historia
en la ceremonia desprovista de vírgenes
un suicida juzga al mundo
cuando las sombras se hacen más hondas
para abordar las tinieblas del fin
una estrella imaginable muere
ya no vemos por donde andamos
esta ceguera luminosa
nos guía al último umbral
donde crucificadas mueren las esperanzas.
Fidel Santiesteban Ordoñez-