Siempre que se quema un bosque
acaricio una nuez
y pienso en ti.
Pronto la noche, como la vida,
se vuelve una
enciplopedia interminable.
Y en el roce instantáneo de una mirada,
en la razón sencilla de la hoja que cae
como la luna que danza sobre tu pelo,
percibo ese matiz, aquella inolvidable
textura de tu cuerpo.
Marta Zabaleta-
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