Poemas

Sólo por los niños

Es él, el que despierta ternura en los niños, el que con su pompón rojo en la nariz, dibuja un mundo maravilloso en el interior de los niños. Él, que se parece a otros que trabajan en los circos y en alguna calle peatonal. Sí, se parece, dije, pero la historia de Pepín era diferente.
Él había nacido de un sueño.
De un sueño que tenía una larga barba, tan larga que la arrastraba al caminar. Tenía la fortaleza de todas las montañas. Un corazón de oro. Un alma de bondad. Había crecido entre dragones que asustaban con sus estampidos de fuego. Eso fue hasta que pudo escapar del encierro que le impusieron, ayudado por el viento que sopló tan fuerte rompiendo las rejas.
Corrió en libertad, juntó todas las risas de las aves, la alegría de las mariposas y la sonrisa pura de los niños, los colores del arco iris y luego fue buscando la forma de dejar de ser invisible, ya no ser un sueño intangible, impalpable. Su deseo fue tan intenso que de él brotó un ser nuevo, un payaso que debería existir para alegrar y divertir a todos los niños del mundo.

Stella Maris Taboro-

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