Sabiendo estoy que me moja
el agüita de sus ojos
que es la ternura de su alma
lloviendo según su antojo.
Me llueven sus lagrimitas,
que mojan como el rocío,
cuando llora o cuando canta
tiene maneras del río.
Yo soy por ser ese triste,
el triste de su aguacero,
sus ojos de estar mirando
me mojan como el sereno.
Un ramillete de estrellas
de la noche le he cortado,
para que riegue con luz
el agua que me ha llorado.
Su canto de otoño trino,
es sacramento y pureza,
mi cantora llorocita
lava su agua mi tristeza.
Aníbal Albornoz Ávila-