sobre un caballo dorado
debería sostener mi lengua
y escribir con alegría
gritar a lo lejos como esos locos contentos
festejar la dicha inmensa,
sin embargo mi canto es oscuro
de cada verso una gota de sangre
viva, en movimiento
porque no tengo soles
apenas tormento
tampoco amaneceres
solamente noches temerosas
y esas caricias que alguna vez me fingieron
ni siquiera el perfume me ha quedado,
soy un prisionero
porque tengo miedo, frío y ando maldiciendo
es que escribo,
porque dentro mío tengo un río repleto de sangre
y lágrimas
de heridas incurables…
Juan Antonio Borges-
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