Ocurre mansamente,
un caballo azul
se desgarra asustado.
Los arqueros disparan,
a lo lejos un crujido
de lilas y espigas.
Los arqueros disparan
dan vueltas
no hay blancos perfectos
florecen las palabras
disparan la última flecha
destrozan la imagen
(ondulación
gemido).
Cuando llegas te conviertes
en el punto de mira.
La verdadera flecha
atónita
roza tu piel cuarteada
y vuelve a su centro:
a la palabra del arquero.
Elsa Tenca Mariani-
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