Puesta ya, la sombra en el balcón, amanece
una mirada de este presente.
Ahí sólo cosas jugando
que al bajar por la mera delicia del olfato
desvisten inalterable sabor a spray caliente
de mañanas ocurridas con desgano.
o el aroma de esos abedules
que han nacido de a poco entre riachos
y caderas deformes
frente a un dibujo carnal
habitante en la cresta
heterogénea de los techos.
Vastas formas
en las piedras de un piso desierto,
vuelven del humo que orea
el hedor de los objetos sin nadie:
son muertes crecidas de un regreso
altivas como si al saludar fueran a pararse.
Y merodeando sentidos, la sombra
de una cama atrae
carros y voces
del arrorró cantado en la memoria.
Cuelgan hoy
en el vaivén recurrente de la mirada.
Liliana Alemán-